martes, 20 de abril de 2010

Mi Fido Di Te

Si lo que esa mañana había buscado era paz, lo tenía un poco difícil, había pasado ese día más nervios que en todo lo que llevaba recorrido. Y es que no era para menos, Julie, cómo no, se había dedicado a buscarme la vida, en vez de dejarme hacerlo a mí (lo cual probablemente es lo correcto, visto lo mal que me sale todo). Ya estaba contratada, y de prueba, en mis anteriores trabajos no había estado tan nerviosa, porque mi padre me respaldaba, pero desde que me había cerrado el grifo, la situación había cambiado…
Ahora era me against the world, aunque contaba con el apoyo de Ju, eso me iba a ayudar mucho. Y como no estoy para tonterías he decidido ponerme en serio desde el primer día. Me viene bien, la verdad, así no tengo por qué pensar en cosas que no quiero, aunque dejarlo de lado lo único que conseguirá será que la explosión sea mayor.
Mi querida amiga se ha dedicado a presentarme a quinientas mil personas, de las cuales solo recuerdo dos o tres nombres Sandy, el innombrable, la chica simpática de las fotocopias… Bueno soy un poco mala para los nombres en realidad y el sentirme constantemente acribillada a miradas no ayudaba a que mi sentimiento de intimidación bajara de nivel y me dejara concentrarme. Me han destinado a un despacho aburrido, gris, pequeño y deprimente; pero no es nada que no se pueda solucionar…

-¿Dulce o salado?- le pregunto mientras apunta algo distraída en su agenda
-¿Disculpa?- los británicos, siempre tan correctos…
-Estoy pensando que es la hora del almuerzo, digamos que debería apetecerme algo salado, pero no podría decirle que no a un croissant con un café con leche…

Estamos en una terracita muy mona con plantitas alrededor cerca del bufete. Ju lleva taladrándome como media hora con historias del trabajo, me parece que se lo toman demasiado en serio. Si, es el trabajo, ES importante. Pero parece que esta gente no sepa salir de la puerta y separar sus vidas… Los cotilleos igualmente, siempre son recibidos con alegría y emoción. Por cierto, unos tulipanes quedarían monísimos en la mesa al lado del ordenador…

-Adri…- dice sacándome de mis pensamientos- ¿me vas a contar qué ha pasado?

Y ahí llega el momento que todo mi alrededor estaba esperando. Si, el momento de pensarlo por dentro y exteriorizarlo en el mundo que me rodea. La paz aparente que parecía invadirme y el equilibrio zen, no eran más que la calma que precede a la tormenta. Levanto la mirada y me encuentro con la preocupada de mi comensal. Noto las emociones subir calentando todo mi cuerpo secando mi garganta y, a la vez como mis ojos se humedecen. Lo destapo todo y ella me escucha con comprensión. Mi sentimiento de rumbo perdido, la presión de mi padre, cómo me había cambiado la reciente muerte de mi abuelo, yo sintiéndome una hipócrita con mi modo de vida, con mi relación con las personas, con mi relación con Adam, buscando una salida… Le comunico mi deseo de empezar de nuevo, de hacer las cosas bien, sin cometer siempre los mismos errores…, pero no sé si estoy preparada y eso me aterroriza, siento vértigo, como si fuera a caer en cualquier momento, como si la cuerda tensada que creía segura, estuviese aflojándose poco a poco.


Forse fa male, eppure mi va
di stare collegato
di vivere di un fiato
di stendermi sopra al burrone
di guardare giù
***

La vertigine non è
paura di cadere
ma voglia di volare

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