Unos golpecitos en el hombro empiezan a hacerme reaccionar, estoy dormidísima en una butaca de avión con la cara apoyada en el plástico que rodea a la ventanilla, vaya dolor de cuello voy a tener. Me giro hacia el lugar de donde proviene esa alteración de mi paz. Si, se trata de una gentil azafata avisándome de que el vuelo ha finalizado. Murmullo gracias avergonzada mientras cojo mi bolso y me dirijo a las cintas. Qué diferencia de cuando viajas con gente, es mucho más tranquilo… Espero a mi maleta mientras enciendo el móvil, mensaje de Adam. Decido guardarlo, ya le contestaré esta noche, de momento no sé que decirle, no tengo claras las cosas en mi cabeza.
Me siento una cobarde, realmente, he tomado la vía fácil, la del escape. Me voy a otra ciudad, otro país, nueva vida, dejo todo atrás. Pero, ¿qué pasa con esas personas que dejo atrás? Su vida seguirá, no creo haber establecido un vínculo lo suficientemente fuerte con ellos en este último año y medio… con todos excepto con Adam. Pero era mejor así, nunca se me han dado bien las relaciones de pareja y, realmente, él no se merecía una persona que le descuidara tanto, encontrará algo mejor, de eso no hay duda. Mi espíritu es demasiado libre, y aquello se estaba convirtiendo en una jaula ya… no puedes estar con alguien si lo sientes como una obligación.
Por fin, mi maleta, la cojo y me dirijo a la salida. Otra vez esa rara sensación cuando pasas las puertas automáticas y encuentras un montón de gente apiñada contra las barras de metal, esperando con ansias a los que llegan. Hace mucho que no viene nadie a buscarme, pero siempre tienes la esperanza de encontrar alguna cara conocida entre la muchedumbre… Eso me hace pensar que no he avisado a Julie de que venía a Manchester, todo ha pasado muy deprisa, no debería dejarme llevar por los impulsos… Sacudo la cabeza, no tiene importancia, si no está en casa, le esperaré en la puerta, o me iré a tomar una copa; no voy a coger el móvil o correré el peligro de contestar cosas que no quiero a Adam. Cojo un taxi, el humilde señor me ayuda a colocar mi maleta en el maletero, ardua tarea, me siento y me dejo hundir en la tapicería “King St, esquina con Brown St, por favor”. Dios cómo me cuesta acostumbrarme a ver al conductor en el otro lado… Tras un rato mirando por la ventanilla ese paisaje tan distinto a San Francisco, llegamos. El simpático señor me ayuda a bajar la maleta y llevarla hasta el portal, pero soy yo la que la tiene que subir hasta casa de Julie con el ascensor estropeado, menos mal que vive en un primero. Un estridente sonido de timbre de esos que se escuchan a mil kilómetros retumba en mis oídos mientras pulso el botón, son las 11 de la noche, tiene que estar en casa…
If I leave here tomorrow
Would you still remember me
For I must be traveling on now
'Cause there's too many places I've got to see
'Cause I'm as free as a bird now
And this bird you cannot change
domingo, 18 de abril de 2010
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